jueves, 19 de febrero de 2015

Exámenes y otras formas de suicidio.

Exámenes. Creo que con solo oír esa palabra me entran escalofríos. No sé si os pasará a vosotros también. Además, he descubierto algunas cosas que tienen en común todos:

-El típico profesor que te desea buena suerte mientras te está repartiendo la hoja de preguntas. Creo que es equivalente al médico que te dice "No te va a doler" antes de ponerte una vacuna. Falsos todos.

-NUNCA FALTA EL IDIOTA DE CLASE QUE PREGUNTA A QUÉ DÍA ESTAMOS DESPUÉS DE QUE LA PROFESORA LO HAYA REPETIDO 3 VECES. No falla.

-¿Sabes ese boli azul con el que llevas escribiendo los últimos días y nunca ha fallado? Pues el día del examen decide dejar de funcionar. Y para que sufras más lo hace a mitad de pregunta.

-¿Has probado alguna vez a escuchar los sonidos que hace la gente durante los exámenes? Dirás, "no sé, supongo que se oirá a la gente escribir, o borrar..." JÁ. Inocente, si escuchas atentamente lo único que se oye es a la gente sirviéndose los mocos. Sí. En plan cerdo. Irritante.

-Tu cerebro es capaz de recordar a la perfección la página en la que estaba la respuesta de la pregunta, e incluso las imágenes que había. Pero no es capaz de decirte la respuesta ¿Por qué juega así con nuestros sentimientos?

-En el peor momento el profesor decidirá que es divertido dar una vuelta por el aula y pararse JUSTO A TU LADO Y QUEDARSE AHÍ MIRANDO LO QUE ESCRIBES. Horrible.

-Cuando todos entreguéis el examen no falla que el profesor diga "¿Veis como era muy fácil?" Sabes que has vivido ese momento. Sabes que tú también has querido matarle en ese momento.

-El momento de comparar las respuestas. Ese momento. Cuando a tus compañeros le da a todos de solución 9,78 y a tí 0,7. En ese momento piensas que vivir cuidado cabras en los Alpes no es una tan mala profesión después de todo.

-Lo único que te queda es esperar a que te den el examen corregido. Y no falla que si el exámen te sale genial el profesor te lo dé después de un mes. Pero eso sí, si te sale mal te lo dan al día siguiente, en un viernes mejor, para estropearte el fin de semana.

Moraleja: Sí albondiguines, estoy de exámenes. Creo que aún no he llegado a un estado de suicidio porque me dedico a escribir entradas en el blog en vez de estudiar. Pero cuando llegue ese momennto (porque tarde o temprano llegará) espero ser fuerte y afrontarlo con valentía. Aunque por otro lado ser pastora de cabras no es tan mala idea.


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